Pasé muchas tardes de mi infancia en casa de mi abuela (mamá mila, de cariño). A la hora de almuerzo siempre se escuchaba radio nacional, horario en que se ofrecía "lo mejor del repertorio criollo". Además he crecido entre cajones, guitarras y jaranas, ahí nomás, en la sala de mi mamá mila, en los cumpleaños y demás celebraciones, así como también en días corrientes, música peruana en vivo interpretada por mis tíos, quienes tocaban y cantaban.
El 1ero de enero de este año se nos fue mi padrino Pochi. Nunca le decía padrino porque hasta ahora me parece una palabra complicada y difícil de pronunciar. Era mi tío Pochi, aunque sus amigos del mundito musical lo conocían como "Lucho Ríos". Dicen que desde niño le gustaba cantar y como él también creció en ese ambiente, con los años acumuló un asombroso repertorio que podía mantenerlo cantando por horas de horas y sin repetir temas.
Mi padrino vivía de la música. Era muy malo administrando el dinero y siempre fue pobre, pero tenía muchos amigos, mucha gente que lo quería. Su funeral fue por momentos desgarrador. Llegaron todos esos bohemios a cantarle durante el velorio. Lo hicieron toda la noche, con guitarra y cajón. Cuando se llevaban el féretro a la carroza le cantaron "Mi primo coco", un festejo que él compuso, y los cargadores, sus amigos, bailaban al compás de la canción. Creo que fue el momento más difícil para mi, era demasiado...
Hasta el último momento antes de que ingresara al crematorio, Pepe Vásquez le cantó unas marineras limeñas lindas, que hasta me provocaron ganas de bailar, y también unos valses que a él le gustaban y pude grabar en el celular. A veces me acuerdo y los escucho.
En agosto, ordenando, me encontré en una caja junto a mis viejos cassetes de adolescente uno rotulado con su nombre. Imaginaba que contenía alguna grabación suya y lo separé para luego entregarlo a mamá, quien recién lo revisó hace unos días. Ella en la cocina y yo en la computadora, ambas lloramos mientras escuchábamos su voz y nuestros valses favoritos. Se trataba de una grabación en mi casa, mamá le pedía que cante tal y cual y él simplemente nos deleitaba.
En esta grabación casera canta dos de mis favoritas "Renacimiento" y "Cuando habló el corazón", además del vals "Nelly".
Siempre hemos visto sus videos, escuchado su disco y demás grabaciones desde que se fue. Mi abuela parece haberlo comprendido recién, dice que ahora se da cuenta que no va a volver. En el último cumpleaños familiar, mientras los amigos de mi padrino interpretaban valsecitos, alguien le dijo a mi mamá "parece que en cualquier momento va a empezar a cantar".
Este 31, día de la canción criolla, pensaré en ti, en las horas divertidas bailando y cantando porque sí. Recordaré con cariño cómo me decías "bruja" y yo me molestaba. Te imaginaré amarrando esos tamales que te salían tan ricos. Reviviré aquella ocasión en que, tímidamente, me senté al cajón llevando el compás (suavecito nomás) mientras tú cantabas y mirándome gritaste "con fe, dale con fe".
Tags Blogalaxia: Lucho Rios, Cancion Criolla, Morena.
En agosto, ordenando, me encontré en una caja junto a mis viejos cassetes de adolescente uno rotulado con su nombre. Imaginaba que contenía alguna grabación suya y lo separé para luego entregarlo a mamá, quien recién lo revisó hace unos días. Ella en la cocina y yo en la computadora, ambas lloramos mientras escuchábamos su voz y nuestros valses favoritos. Se trataba de una grabación en mi casa, mamá le pedía que cante tal y cual y él simplemente nos deleitaba.
En esta grabación casera canta dos de mis favoritas "Renacimiento" y "Cuando habló el corazón", además del vals "Nelly".
Siempre hemos visto sus videos, escuchado su disco y demás grabaciones desde que se fue. Mi abuela parece haberlo comprendido recién, dice que ahora se da cuenta que no va a volver. En el último cumpleaños familiar, mientras los amigos de mi padrino interpretaban valsecitos, alguien le dijo a mi mamá "parece que en cualquier momento va a empezar a cantar".
Este 31, día de la canción criolla, pensaré en ti, en las horas divertidas bailando y cantando porque sí. Recordaré con cariño cómo me decías "bruja" y yo me molestaba. Te imaginaré amarrando esos tamales que te salían tan ricos. Reviviré aquella ocasión en que, tímidamente, me senté al cajón llevando el compás (suavecito nomás) mientras tú cantabas y mirándome gritaste "con fe, dale con fe".
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