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viernes, enero 12, 2007

Hildebrandt ya está viejo

Hoy Cesar Hildebrandt publicó en su columna habitual del diario La Primera una reseña de su infeliz experiencia en Friday's
Una música espantosa nos recibe apenas cruzamos el umbral. No es música: es un tamtam primordial a 200 decibelios por tímpano. Pienso que los oídos me supurarán si sigo oyéndola. Le digo a la camarera que, por favor, la bajen un poco. Me lo promete.
(...)
El tamtam no es nada a la hora de los cumpleaños. Y nos advierten que hay dos. Por cada uno sufriremos como chinos desafectos los gritos salvajes, los silbidos con el dedo índice doblado entre los labios, los cacerolazos de las camareras y los camareros que celebran el happy birthday.
Al Friday's se va a ser feliz, a reír, a pasarla como en viernes por la noche, a celebrar un cumpleaños. El volumen de la música (y el tamtam) es en buena parte responsable del ambiente, de que la gente mantenga el ánimo arriba, de propiciar nuevos brindis. ¿Qué música escuchaba Hildebrandt cuando joven?
Nos sentamos mientras camareros y camareras pasan con sus uniformes rojos y sus sombreros para todos los gustos: tricornios, panamás, boinas, gorras, sombreros de ala ancha, de arlequines, de relojeros locos. Sus tirantes parecen metálicos de tantos pines que llevan: ¿los habrá condecorado Mario Poggi?
Yo me he entretenido mucho observando los pines en los tirantes de un camarero y me parece imprescindible el buen humor y la calidez de la gente que atiende en Friday's. Todos esos sombreros y colores que les asemeja a arlequines o bufones reafirman la idea de que están allí para hacerte reír, para servirte y hacerte feliz.
Todos parecen adiestrados para hacer el mundo más hostil, más invivible, más oligofrénico. Todos tienen entre 18 y 25 años y parecen (o son) felices con lo que hacen.
(...)
Aparentemente Hildebrandt se sintió desubicado o fuera de lugar. Pasada cierta edad la gente mayor ya no recuerda que sus abuelos no comprendían sus modas, su música y formas de diversión. Reconozco que probablemente algún día experimentaré el mismo síndrome. Pronto cumpliré 21 y por ahora me gusta asistir a sitios como Friday's. A veces me junto con gente que me lleva más de una década y aún disfruta lo mismo que yo. ¿En qué momento de la vida uno deja de adaptarse?

Supongo que el tema del ruido es generalizado pues los abuelos suelen pedir que les bajen el volumen. Y si no estaba abierto algún local orientado a sus preferencias generacionales debe ser porque a la hora de la trasnoche en que Cesar Hildebrandt salió del cine, la gente de su edad ya está durmiendo.