Un pequeño y divertido error fue hallado esta mañana entre los titulares de ElComercio.com.pe por un asiduo lector de esta bitácora. Descúbralo usted mismo! (click en la foto para ampliar):
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Escribo para leerme y entenderme.
Pasa que soy profesor, pues, y este viernes dicté clase en la Católica y debí tocar el tema del plagio. Todos los profesores debimos hacerlo, glosando un texto bien escrito, distribuido hace semanas por el Rectorado, en el que se hace pública la estricta política de la Universidad sobre este delito. Yo les dije a mis alumnos que no me temblará la voz al denunciar el plagio. Que se exponen a severísimas sanciones, incluyendo la expulsión. Pero ¿de dónde expulsaremos a Bryce, tantos años profesor universitario?, me pregunta un alumno serio e indignado. ¿Cómo hacer, me pregunto, para que esta juventud no crea que su escritor favorito les está dando permiso para plagiar? No puedo solamente denunciarlo en el salón de clase. Bryce es un hombre público y debo hacerlo públicamente. Escribo con el corazón apretado, porque si bien Bryce no era amigo mío, tengo amigos que deben estar apelando a sus más profundos recursos de perdón para enfrentar a un nuevo Alfredo Bryce. Este Alfredo Bryce es un plagiario imperdonable. La triste, triste, verdad es que se ha convertido en eso. Y eso le dije a mis alumnos. Y a ustedes.Además, hoy Beto Ortiz ha publicado en el mismo diario su acostumbrada columna "Pandemonio", comentando el tema. Él propone como causa de esta terrible tragedia (al menos para los fans) la posibilidad de que Bryce ya esté senil o enfermo. Yo suscribo sus palabras:
Y pese a que médico no soy y aunque sé que éste ha de ser el máximo de todos los tabúes, no puedo sino compartir con ustedes un temor: si el viejo Bryce, aquel genio tan unánimemente querido que, no obstante, escribe para que lo quieran aún más, bordea ya los 70 abriles y tiene varios millones de neuronas menos como amargo saldo de una vida exagerada, tal vez haya llegado la hora de aplicar el doloroso test. Oh, tremebundos árbitros de la decencia, ah, patricios de la corrección y la moral, ¿se han puesto a pensar en la trágica posibilidad de que, todos sin excepción, estemos confundiendo amnesia con sinvergüencería, demencia con irresponsabilidad y falta de escrúpulos con Alzheimer? Si no lo han pensado, piénsenlo. Piénsenlo mientras les dure, mientras buenamente puedan. Piensen primero, linchen después.Pues sí, yo pensé lo mismo al principio. ¿Por qué no? Todos llegaremos a ser viejitos alguna vez. Y quizá hagamos cosas peores. Espero con estas palabras estar cerrando definitivame el tema. Ya pasó. Bryce es Bryce. Plagero y todo, lo quiero.